lunes, 1 de enero de 2024

No es una carrera

 Como cada año, me encuentro dándome cabezazos viendo lo poco que he leído en comparación con el objetivo que me había propuesto pero una mudanza, varios viajes y el quedarme dormida temprano porque estoy realmente exhausta con temas de trabajo y de todo un poco: hobbies, series, casa, gatos, vida.

Pero ya he decidido que leer es un placer, sean dos páginas o cien y que hay que cerrar los ojos y dormir cuando es necesario. Y esa es la libertad de vivir. No es una carrera, no hay un vencedor al final del día, o del año, y ciertamente no tengo la disponibilidad de leer todo el día tumbada en el sofá sin tener que trabajar. ¡Algún día, but not today!

HAce unos años pod=a leer un libro a la semana, a veces dos. Iba a trabajar en bus, leía durante el trayecto de ida y vuelta, leía en lso diescansos, a la hora de comer. Ahora mi tiempo conmutable se reduce a ir de la cama a la silla. Y es lo que toca.

Así pues, esto es lo que llegué a leer en este ya cerrado capítulo del 2023 (sin orden particular):

-Los Buenos Veranos 5 de Zidrou (Novela Gráfica)

-Los Buenos Veranos 6. Las Retamas, de Zidroun (novela gráfica)

-El Abismo del Olvido, Paco Roca (novela gráfica)

-50 Sombras de Luisi, de Angel Sanchidrián.

-Knife, de Jo Nesbo.

-La mala víctima, de Emilia Landaluce.

-The Lie, de Kathryn Croft.

-Delito, de Carme Chaparro.

-Baños Pleamar, de Isaac Sánchez (novela gráfica)

-The Silent Bride, de Shalini Boland.

-El Arte de Ser Rafaella Carra, de Paolo Armelli.

-The Other Mother, de Miranda Rijks.

-Guía Mitológica de Cádiz: Mitos, Leyendas, curiosidad y monstruos de Cádiz, de Francisco Javier Fornell Fernández.

-Don't Close your Eyes, de P.S. Cunliffe.

-The Bigamist, de Rona Halsall.

-Los Días Felices, de Benito Olmo.

-Un Buen /Hombre, de Dani Acuña (novela gráfica)

-Where are the Children, de Mary Higgins Clark (relectura)

-Where are the Children Now, de Mary Higgins Clark

-El cuco de cristal, de Javier Castillo.

-Contrition, de Carlos Portela (novela gráfica).

-Truco o Trato, celebrando el décimo aniversarion de Sam, de Michael Dougherty (novela gráfica)

-¿Y si sale mal? de Raúl Franco Benito (novela gráfica)

-This is Just my Face: Try not to Stare, de Gabourey Sidibe.

-El juego del alma, de Javier Castillo.

-Los ángeles de Auschwitz, de Stephen Desberg (novela gráfica)

-Una tarde con Himmler, de Alfonso López (novela gráfica)

-Esperando al diluvio, de Dolores Redondo.

-Historia Secreta de mis mejores canciones, de Miguel Bosé.

-The Village, de Caroline Mitchell

-Blackout, de Erin Flanagan

-Forget me Not, de Miranda Rijks.

-The Missing Wife, de Theo Baxter.

-Raising a Maice Coon Cat -Guidebook de Susanne Herzog

-Don't Let go, de Harlan Coben

-Six Years, de Harlan Coben

-The room in the Attic, de Louise Douglas

-The couple at table six, de Daniel Hurst

-La chica de Nieve, de Javier Castillo


39 Libros/novelas gráficas en total y dos a medias más una novela gráfica que ya acabaré estos días y contarán ya para el año que nos espera.



sábado, 22 de julio de 2023

Mes y medio después...

 La familia sigue creciendo. 

Hemos adoptado a una Maine Coone llamada Senna. Ali ha cambiado sustancialmente. Con el collar de feromonas se tranquilizó bastante y no solo aceptó al guiri (ronronea y todo cuando la acaricia). También se hizo amiguisima del canijo, aka Slippers, con los que se lleva todo el día practicando pressing catch. 

Cuando llegó Senna la mantuvimos alejados de ellos casi una semana. Esta vez fue Slippers el que bufaba de manera bastante violenta. Le compramos un collar de feromonas también y obviamente continuamos utilizando el Feliway tanto abajo en el salón como arriba en el zaguán entre las tres habitaciones. Con él fue como tocar un botón: un día le bufaba con sarna y al minuto siguiente empezó a jugar como si se conocieran de toda la vida. ¡Gatos!

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La habitación de invitados ya está casi lista. Creo que hoy se le ha dado la que esperamos sea última capa de pintura, en tono malva. Lo próximo será montar la cama. Necesitaremos comprar una mesilla y no estoy segura de que quepa un armario, estoy indecisa entre uno pequeño o si comprar directamente un burro. Ya decidiré porque ahora mismo no es mi prioridad.

 


jueves, 8 de junio de 2023

Lo que hace un mes

 Seguimos decorando/adecentando la casa. El cuarto de invitados no está ni siquiera pintado. Es lo último que haremos por obvias razones. 

Hoy nos llega el lavavajillas y un congelador. Era lo último que nos faltaba pero era regalo de mis suegros y hemos tenido que esperar hasta que se decidieran. Yo ya estaba dispuesta a comprarlo de mi bolsillo porque desde el 25 de Marzo que nos mudamos, la espera ha sido larga. Ahora tengo que esperar a que mi suegro nos lo instale, que es fontanero y hay que tirar tuberías hasta el desagüe. Imagino que vendrá el sábado así que aún me quedan fregaos por quitar a mano.

La familia ha crecido. Adoptamos a una gatita ciega, Ali. Querría decir que es un encanto pero es un poco temperamental. No soporta que el guiri la toque. Duerme cerca, le pide comida mientras él cena, pero si la acaricia le bufa y salta.

A las dos semanas de tenerla, unas vecinas llamaron a mi puerta un domingo por la noche. Otro vecino había encontrado un gatito blanco y negro en su jardín y tras preguntar por varias casas y nadie conocerlo, se lo dejó a la vecina de la casa de al lado. Como sabía que tengo una gata, me lo trajo. Y aquí se ha quedado. Al miércoles siguiente lo llevamos al veterinario, está sano y le pusimos la primera vacuna y la primera pastilla para desparasitarlo. De vuelta a casa, una chica en la esquina de casa me aseguró que el gato era suyo. De hecho de su hermanito autista. Le dije que sin prueba de que era suyo, el gato se quedaba en mi casa. Ya sabía dónde vivía. 

Al día siguiente vino un niño a mi puerta, de edad indeterminada porque es bastante grandote. Quería ver al gatito pero me dijo que podía quedármelo. Lo sostuvo un par de segundos en las manos como si fuera el Rey León enseñando a su cachorro su reino y me lo devolvió enseguida. Volvió ds días después, pero yo estaba tomando el sol en el jardín. El guiri dice que lo cogió de igual manera, dijo que había cogido peso y le agradeció "que lo estuviéramos cuidando". No ha regresado más y esperamos que no lo haga. Es una situación incómoda. 

Por una parte, si es suyo y lo reclaman, tendremos que dárselo y ya le hemos cogido cariño. Por otro lado, no se molestaron en buscarlo cuando desapareció, no tengo pruebas de que sea suyo, sus padres no han venido a reclamarlo por lo que mucho no lo querrían, y aquí lo cuidamos y amamos con el corazón (excepto Ali que no está por la labor). La segunda vacuna está programada para el día 1 y luego chip y castración. Y legalmente nuestro, claro. A todos los efectos ellos han renunciado a Slippers -que es como lo hemos llamado-.

La semana que viene me marcho unos días a Cádiz. No voy desde diciembre del 2018. Solo voy a tirarme en la playa y solo voy 3 días y medio, pero necesito relajarme. Del todo!

lunes, 1 de mayo de 2023

A veces, las cosas salen mal

Una semana antes de mudarnos vine con una amiga a dejar cuadros y una maleta grande con abrigos y varias cosas. Contenta, le estaba enseñando la casa cuando reparé que no había luz ni en la cocina ni en el baño. Comprobé la caja de los fusibles y había saltado uno de ellos. Nada que no se pueda solucionar pronto, pensé.

Todo lo contrario. Regresamos ese fin de semana a dejar pintura y herramientas y comprobar los fusibles. No funcionaba ningún enchufe en la cocina -sí en el resto de la casa-, y cuando bajábamos el fusible, saltaba a los pocos segundos. Con ayuda deamigos y tutoriales de youtube fuimos comprobando uno a uno cada fusible hasta dar con el que saltaba... el de la cocina. Siguiendo los consejos aportados, dejamos ese abajo. Y llamé inmediatamente al agente que nos vendió la casa para preguntar si conocía a algún electricista de confianza. No que yo quisiera insinuar que nos habían vendido una casa con un problema eléctrico que no nos habían comentado. Porque tuvimos dos ingenieros inspeccionando la casa pero te miran problemas grandes estructurales: grietas, mica, asbestos, infestaciones, insulación, estado del tejado, canaletas, humedades, moho, goteras... el segundo ingeniero era específico para las tuberías y tenemos un par de reparaciones que hacer, pero nada grave.

El electricista que nos recomendó la agencia nos estuvo mareando durante dos semanas: ahora te llamo; llámame más tarde/paso mensaje/te vuelvo a llamar esta tarde. Al final tuvimos que llamar a un segundo. Con tan buena "pata" quese había roto una pierna y no estaba operativo. A buscar a un tercero.

El tercero vino un par de veces y nos dijo que había que cambiar el cableado de toda la cocina, tirar cables, quitar parte del alicatado, cambiar enchufes, subir al ático, conectar al cuadro de mandos. Un trabajo de 8 horas que finalmente se hizo el martes pasado, justo un mes después de mudarnos. Un mes en el que hemos tenido la nevera conectada a un enchufe del salón con extensiones y cables por el suelo. Un mes cocinando sobre una mesita de estas diseñadas para ponerte el ordenador en la cama o el sofá. Sobre esa mesita teníamos la crockpot y la Airfryer. Porque la cocina que nos dejaron en la casa estaba fuera de uso para mí. La parte de arriba sí, podíamos cocinar en ollas y sartenes, pero el grill y el horno estaban llenos de moho y no iba a molestarme en limpiar algo que no es saludable.

Pero antes de tener solucionado lo de la electricidad, compré una cocina Fui a una tienda del centro, por aquello de comprar entiendas locales y no en grandes cadenas. Yo quería una catalítica pero la medida que necesitaba habían de pedirla. Llegó una semana antes de solucionar el tema del cableado pero no afectaba al uso de la misma porque ese fusible es separado del resto. Llegó un miércoles justo cuando estaba en una reunión así que dejé al electricista instalándola (aquí no van enchufadas y ya, por el tema de la toma de tierra y cómo funcionan estas cosas y necesita instalación). Cuando se marchó y yo bajé a inspeccionar mi flamante horno catalítico... me llevé el disgusto de que no era una cocina cataítica para nada. Leyendo el manual era una hidrolítica, que has de limpiar CADA VEZ que uses el horno, con lo cual require más trabajo que un horno normal. Llamé a la tienda de inmediato y el tipo intentó convencerme de que era lo que yo había pedido, que en esta la parte catalítica, el revestimiento que va a los lados, iba en la parte de atrás. No señor. No soy tonta y me he hecho un masters en cocinas normales, pirolíticas, catalíticas o hidrolíticas para asegurarme de cuál se ajusta más a mis necesidades. Así que por favor, me la vienen a recoger y me devuelven el dinero que me han soplado por una cocina que no lo vale.

De pronto intenta convencerme de que lo que yo quiero no existe: no existen hornos catalíticos en cocinas de mi medida (50cm, una cocina normal y corriente). 30 minutos después había comprado una en una cadena de electrodomésticos. El viernes me vinieron a recoger la hidrolítica de los ovarios y procedieron a reembolsarme.

Y por fin el miércoles me trajeron la cocina que quería (esa que según el de la tienda no existía) y todo va bien. Nos faltan algunas losas que se rompieron cuando las quitaron los electricistas pero era de esperar. Mientras lo hemos arreglado como pudimos y vamos a cubrirlo con un alicatado "de pega".

Consejo: no juguéis con botones en las casas que no conocéis. El viernes dejó de funcionar la calefacción, por lo tanto no teníamos agua caliente y tuve que ducharme con agua helada. Eso pasa cuando "marido" toca un termostato que se piensa es viejo y lo desconecta. Disgusto de viernes noche pensando cuánto nos va a costar la reparación. Asunto que se resolvió cuando recordó haberlo toqueteado. Lo restauró a su estado original y aquí no ha pasado nada.

Al menso tengo vistas bonitas desde mis ventanas.





 

sábado, 8 de abril de 2023

Mudando sentimientos

Soy experta en mudanzas. He realizado unas cuantas en mi vida: de casa de mis padres, a vivir en Cataluña con mi emtonces marido. De nuestro primer apartamento (alquilado) al segundo. Tras el divorcio, a Canarias. De allí de vuelta a casa de mis padres; luego a un piso compartido. De ahí a Limerick a la casa donde fui Au Pair. Tras finalizar mi aventura con ellos, a una casa compartida y después a otra porque la dueña la vendía. Casi ocho años después en la última casa, los dueños decidieron vender también, y Jay y yo decidimos irnos a vivir solos juntos. Nos trasladamos a un apartamento de un dormitorio en un bajo justo en el edificio de al lado de la casa donde fui Au Pair así que la zona me era totalmente familiar. El pisito se nos quedó pequeño y nos mudamos al primer piso, que acababa de quedar vacío y tenía dos dormitorios.Y de ahí nos vinimos a Cor a la casa que hemos ocupado durante 10 años hasta que compramos nuestra casa y nos mudamos hace dos semanas.

Dos semanas de abrir cientos de cajas y de empezar a ver la luz al final del tunel. De acostumbrarnos a un vecindario que no tiene nada que ver con el que dejamos atrás, un vecindario donde todos se conocen, se saludan y donde eres el recién llegado. Pero ya tengo amistad con mi vecina de la izquierda. O derecha, si miras mi casa de frente.

Queda muchísimo por hacer, toda la casa por pintar (vamos pintando según vamos colocando. Por ejemplo, primero pintamos la pared donde iría mi armario en el dormitorio. Luego el resto). Quedan muchas cajas aún por abrir y muebles por montar. Empezamos con mucho retraso porque nos mudamos un sábado y el lunes tenían que venir los pintores a pintarnos los muebles de la cocina (qué cambio ha supuesto!) y el del salón. Pero por retraso en otro trabajo, no pudieron venir hasta el miércoles. Y esto significó que no pudimos abrir las cajas de las cosas de cocina para guardar en los muebles, ni poner la mesa. 

Nos encontramos también con la desagradable realización de que no había electricidad ni en la cocina ni en el baño. Llamamos a una electricista una semana antes de mudarnos pero "ya te llamaremos" fue lo único que conseguimos. Después de una semana con la nevera conectada con una regleta al enchufe de salón), llamamos a un segundo electricista. No podía venir porque se había roto una pierna. Llamamos a un tercero que vino finalmente el jueves pasado y que estuvo haciendo comprobaciones hasta las 9 de la noche, ya casi a oscuras. Regresa esta semana para finalizar el trabajo (el lunes es festivo) y esperamos que no nos dé malas noticias y haya que recablear toda la casa porque os podréis imaginar los gastos que conlleva comprar una casa: ya no solo la hipoteca, que en nuestro caso es muy alta debido a la edad, sino también porque hemos tenido que comprar muebles (a excepción de la nevera y la lavadora que ya estaban aquí y aprovecharemos unos años). En Ikea solo hemos comprado estanterías, la mesa de la cocina y la cama del cuarto de invitados. Queríamos muebles de calidad y el resto procede de una tienda local. La cocina hay que cambiarla (el horno tiene MOHO). Me dice la vecina que la casa ha estado alquilada durante años y los últimos inquilinos eran un poco cochinos. Se nota, se nota). Voy a comprar una cocina catalítica pero no llega hasta la semana que viene. Esta no se puede usar, me nego a limpiar mierda de años cuando va a ir a la basura.

Necesitamos un congelador también, soy muy de comprar en grandes cantidades y guardar y tirar de ello sin tener que ir al super cada semana. Y un lavavajillas,aunque este último nos lo regalan mis suegros. Pero claro, para poder comprarlo necesitamos soluconar el tema de la electricidad. La cocina no hay prblema, porque ese fusible es independiente del que falla. 

Y aquí estoy, con unas vistas inmejorables. Desde las ventanas de atrás veo la Catedral de St Mary y la torre de Shandon (también onocida como El mentiroso de las 4 caras). Desde la del frente, inclinando la cabeza hacia la izquierda, la Catedral de St. Finbarr's. 

Y el silencio. Ese silencio que nunca tuve en la otra calle más que al principio de la pandemia. Atrás quedan los ritos de estudiantes borrachuzos toda la madrugada. Los golpes a mi puerta o llamadas al timbre a cualquier hora del día o de la noche como si fueran niños de 9 años. Los partidos al fútbol o freesby de noche en la carretera, la música a toda leche del pub de enfrente, que se convirtió en una absoluta pesadilla. Atrás quedarán para siempre las celebraciones estudiantiles con colas delante de los bares desde las 9am y las fiestas 24/7 en algunas casas.

Silencio. Es todo lo que quiero. Ser dueña y señora de mi silencio.

lunes, 13 de marzo de 2023

La tejedora depredadora

 Hay una araña fuera de mi ventana. Laboriosa. su trabajo le aporta múltiples beneficios en forma de bichitos voladores de diverso tipo. Mantiene una dieta variada.

Me aterrorizan las arañas más ue darme asco, principalmente porque soy muy alérgica a sus picaduras. de stos Hace años, cuando vivía en un pueblo costero de Girona, solía hacer un rcorrido en bici de montaña al caer la tarde. El recorrido pasaba por subir a una pequeña montaña y en uno de estos paseos tropecé con una piedra que me lanzó volando manos por delante contra el terreno. Y miren ustedes por donde debí molestar a una araña quizá en su hogar bajo alguna roca/hoja/tierra, o quizá simplemente pasaba por allí,

el caso es que al día siguiente me levanté con el dedo corazón de la mano derecha como una salchica. De esas alemanas gordotas y mucho dolor. Mi médico, tras observar con su lupita detenidamente me preguntó si había ido de picnic unos días antes a algún campo. Le dije que no, que mi contacto con la naturaleza se limitaba a mi recorrido de lunes a viernes con la bicicleta. Y al relatarle mi ruta, se le encendió la bombilla y me indicó dónde claramente un arácnido me había clavado sus no tan microscópicos colmillos. Aquello que yo creía era un raspón de la caída. Al parecer esa montañita adonde las familias suben los fines de semana de buen tiempo a pasar un día de cervezas, juegos con los niños y filetes empanados, tiene una especie de bichito autóctono y me había provocado una alergia que fue el desencadenante de hallar mi alergia a sus picaduras. No es demasiado grave mientras sean criaturas pequeñitas, como esta que al parecer es apenas del tamaño de un punto gordo. Pero puede serlo si se trata de una especie mayor y venenosa.

Yo me mantengo alejada de todas las especies, inlcuso de esas que dicen que no "pican". Me suecede algo curioso: durante mi infancia compartía dormitorio con mi hermana. Mientras ella se levantaba a veces prácticamente cubierta de picaduras de mosquito, a mí no me ha picado uno en la vida (al menos que tenga conciencia de ello). Incluso una vez, durante unas obras y un verano caluroso, se nos colaron en el dormitorio una colonia de gruesas polillas marrones. Muy bonitas ellas. Muy fans de las zonas cutáneas expuestas al aire de mi hermana. La pobre se levantaba con unos ronchones enormes y picajosos mientras yo... lucía una epidermis perfecta.

Volviendo a la araña tras el cristal de mi ventana, en otro momento ya me estaría poniendo nerviosa con el pensamiento de que el buen tiempo lelga pronto, esta habitación es un horno y siempre suelo dejarla abierta desde mediados/finales de marzo. La idea de que encuentre refugio al otro lado del cristal me produce pánico, pero la mudanza queda ya a la vuelta de la esquina y me entretengo mirándola subir y bajar y reparar su telaraña,como hace un momento, cuando me ha tenido entretenida mientras tejía en círculos.

Fuera llueve. Y me pregunto qué come cuando no caza...

domingo, 12 de marzo de 2023

Cosas que no te cuento

 Estos últimos años he estado un poco vaga a la hora de escribir. Aquí en el blog, porque proyectos y escritos no me han faltado.

Con la Editorial Dolmen publicando las páginas que quedabande Esther tras el cierre de EDT/Glénat (todo lo de Pecosa y las páginas inéditas en España), he aportado uno o dos textos a cada tomo, más algún texto para otros tomos de tebeos de chicas de la misma editorial (el de Trini Tinturé y el de Caty, la chica gato). Y por supuesto, tengo mis propios proyectos bajo el brazo que nada tienen que ver con el cómic.

Pero estos últimos años han sido complicados en muchos otros aspectos y tras acabar el libro de Las Chicas son Guerreras, me prometí darme un respiro de un año en todo lo relacionado con la escritura. Solo que ese año se convirtió en más de uno, de dos y... de tres.

Primero llegó la pandemia, y mientras el mundo se dedicaba al ostracismo y yo disfrutaba del silencio al otro lado de la puerta de mi casa (donde los estudiantes por lo general tienen su reino), también me llegó una época de trabajo sin cesar. Cuanto menos salía la gente,más trabajo teníamos en esta empresa con nombe de fruta o vástaga de Gyneth Paltrow.

Terminaba mis días exhausta. Cuando normalmente me voy a la cama sobre las 8.30 de la tarde, para leer en paz y tranquilidad hasta las 11 o 12 de la noche, se me cerraban los ojos y el libro literalmente caía sobre mi rostro.

Todo el dinero que no empleé en comprar ropa esos dos años, en no poder salir porque aquí los bares continuaron cerrados la mayor parte del tiempo (excepto en verano), lo empleé para renovar las cortinas de la casa, la ropa de cama y algunas cosas de cocina.

Después llegó el 2022. Fue el año en el que el guiri y yo dijimos al fin "Sí quiero", en una ceremonia humanista, íntima y con poquitos familiares y amigos.

También fue el año en que mi precioso gatito Pepper falleció (en septiembre) de una condición cardíaca fulminante que se lo llevó de nuestro lado en apenas una semana. Un golpe del que creo jamás nos recuperaremos, aunque vendrán más gatos, cada uno con su carácter y sus manías y cada uno el rey de su casa, esa en la que nos permiten vivir.

Y fue el año en que nos decidimos a comprar casa. Sí. Ya sé qué van a pensar: que a buenas horas, mangas verdes. Pero siemprehe sido un culo de mal asiento. Muy mal asiento. Nos lo planteamos cuando vivíamos aún en Limerick y yo no estaba convencida. De lo que sí estaba convencida es de que no quería quedarme allí para siempre, y una casa es un ancla demasiado pesada. 

aunque llevamos en Cork exactamente 10 años (nos mudamos en Febrero del 2013, no ha sido hasta ahora que nos hemos decidido, precisamente por la edad y por todo un cúmulo de circunstancias. Quizá no ha sido el mejor momento, justo tras la pandemia y en medio de una crisis importante a nivel mundial. Pero las cartas se han dado así y tras muchas lágrimas, lo hemos conseguido.

Muchas lágrimas porque ya nos íbamos a rendir. Comenzamos el proceso en Junio. Antes de poder mirar casas debíamos conseguir el AIP que es un aprobado en principio por parte del banco que,con la información y la documentación aportada en estos momentos, no hay problema para darnos una hipoteca.

Y tras ellos comenzó el largo periplo de visitar casas, de enamorarte de algunas, de poner una oferta y que al final acabe vendiéndose por 20-30 mil euros más del precio de salida. O 50 mil. Porque aquí has de pujar y el que puje más se la lleva. También nos hemos dado de bruces con casas que se caían de viejas, con habitaciones diez veces más pequeñas de lo que veíamos en las fotos, de estancias sin enchufes donde había que hacer una obra completa para modernizar lo más esencial.

Y en diciembre, el día antes de Nochebuena, encontramos LA casa, en la zona que nos gustaba, de tamaño normal, relativamente nueva (a ver, es una casa de 1950 pero bien mantenida y modernizada) y los dueños aceptaron nuestra oferta más un poco más para llegar a un acuerdo al día siguiente de ver la propiedad, que además tiene un jardín que va a ser un nuevo proyecto (uno delante de la casa y otro detrás) que me va a ocupar bastantes horas y viajecitos a comprar plantas y material.

La venta ha sido rápida, con sus altibajos y sus burocracias, con un abogado que es un borde sin filtros que no recomendaré a nadie, y con una broker que ha sido una santa. Ahora solo estamos esperando a que el banco envíe el dinero y nos den las llaves y mudarnos. Porque desde antes de Navidades vivimos entre cajas y mucho polvo (¿se mueven las cajas por la noche para crear tanto polvo que no tengo sitio de limpiar?).

Ahora llegará el temido día de la mudanza. El traspasar (si podemos) las cuentas de electricidad, gas e Internet, de cambiar la dirección en absolutamente todo (me estoy haciendo una lista porque es increíble la cantidad de cosas a tener en cuenta). Queda limpiar la casa que dejas atrás e ir pintando la nueva. Y limpiando sobre la marcha. Y comprando muebles. Cambiando cosas, restaurando otras. 

Y quizás, solo quizá, retomando la costumbre de asomar la patita por aquí, protestar de todo un poco, enseñaros el antes y el después (no creo), y seguir escribiendo aunque nadie visite este rincón que quedó olvidado en el ático de mi cerebro.

El tiempo dirá. Si lo tengo...

Y fue 

sábado, 1 de enero de 2022

De libros que no leí

 Me puse un límite de 55 libros, bastante menos de lo que solía leer. Ni siquiera he llegado, me he quedado en 50. Estoy sufriendo transtornos en el sueño que me impiden dedicar las horas que dedicaba antes a la lectura. Cuando se me empiezan a cerrar los ojos, he de cerrarlos porque sé que despertaré tan solo unas horas después para estar desvelada durante un buen tiempo o no volverme a dormir. Han sido 50, y estos son los que leí:





viernes, 10 de septiembre de 2021

Historias de la calle

 Durante años, mientras vivíamos en Mallow Street en Limerick, con mi mesa frente a la ventana he sido testigo -y contado por aquí- los sucesos frecuentes que sucedían más a menudo de lo que me gustaba: vehículos chocando en el cruce, un par de veces incluso invadiendo la acera y llevándose por delante las barandillas de hierro de los fosos de la casa georgiana de la esquina.

He visto a monjes rezando frente a la clínica de planificación familiar. He visto manifestaciones contra el aborto. A favor del aborto. Manifestaciones, procesiones, cabalgatas, grupos de música desfilando, veteranos de guerra, orgullo gay...

He visto a las prostitutas en la esquina de Catherine Street tiritar de frío. 

He presenciado incendios en el edificio colindante.


Y luego nos mudamos a Cork, a una callecita que bien podría ser un pueblo independiente,con sus bares, su farmacia, sus tiendas dealimentación y más o menos todo lo que puedas necesitar en el día a día a mano. Mi médico estaba a unos pasos, unas puertas calle abajo en la acera contraria; la oficina de correos, 10 casas más abajo solo. Me dije que aquí acababan las aventuras, especialmente porque esta vez la ventana frente a mi escritorio no daba a la calle sino al patio trasero y los jardines de las casas opuestas y las de los vecinos.

ERROR...

Estamos relativamente cerca de la Universidad de Cork. Calle arriba hya una residencia de estudiantes y muchas de las casas se han ido alquilando a estudiantes. Es una calle, en general, ruidosa por las noches con el ir y venir de juventud hormonada y alcoholizada, pero en general, carente de problemas.

Más o menos.

Nuestra puerta ha sido aporreada a altas horas de la madrugada por estudiantes ebrios con la dirección equivocada pidiendo entrar a la fiesta (la única fiesta a las 2am que iban a encontrar es la Pijama Party de Morfeo,y no,no estaban invitados). Hace meses pusimos un timbre con cámara y ahora tienen a bien darle al timbre en lugar de aporrear la puerta.Lo bueno de ello es que el timbre lo puedo desconectar por la noche (el sonido, al menos).

Antes del Covid hubo un asesinato calle abajo, de hecho, en la casa pegada a la oficina de correos. Un estudiante que ni isquiera vivía ne esa casa, que había acudido a una fiesta fue acuchillado en el cuello. Toda nuestra mandzana estuvo cerrada al tráfico y peatones durante una semana. Después hubo controles policiales durante un tiempo y el ruido y las fiestas se acabaron durante un tiempo.

Meses después (antes del lockdown) se encontrá a un señor asesinado también en su casa calle arriba. Detuvieron a la hermana poco después. 

Pero antes de estos hechos oscuros y letales,he visto la muerte pasearse enfrente de mi casa: justo la casita de enfrente, junto al pub, estaba habitada por un señor mayor que falleció de causas naturales y vi cómo lo sacaban en su bolsita negra una ambulancia. La casa la vendieron sus herederos y hoy es casa de estudiantes,después de que tirasen todo excepto la fachada para ampliar el aforo.

En la manzana calle arriba, una señora iba conduciendo cuando le dio un infarto y se estampó con un coche aparcado. Ella murió del infarto y afortunadamente en el coche aparcado no había nadie.

He visto funerales de oriundos del barrio, el coche fúnebre seguido de amigos y familiares; de vecinos célebres (el dueño de un bar en la calle de abajo); de un parroquiano del bar de enfrente,que fue recibido con aplausos del dueño/camarero/otros parroquianos cuando el cortejo pasó por delante camino de la iglesia.

Llegó el Covid y el silencio nos invadió como una ola pero no duró demasiado: fiestas clandestinas casi cada noche.

Antes del covid, también, he sido testigo de las marchas celebrando el Alzamiento de Pascua. Cada Lunes de Pascua. Pasan por delante de mi puerta. Ya se les echa hasta de menos.

He visto peleas de borrachos, de estudiantes, de novios. Partidos de futbol improvisados a las 3am. Carreras de monopatín. 

Y este lunes, a una señora con trastornos mentales desde las 9 hasta las 11 canturreando casi en trance una serie de frases: "los vecinos me han vendido el alma""Los medicos han vendido mi alma" e intercambio de palabras y adicion de otras en un galimatías que no tenía sentido. Empezó sobre las nueve de la noche delante de un edificio al otro lado de la calle pero com oabrimos la puerta para ver qué sucedía, nos debió ver y se colocó justo debajo de una de las ventanas de nuestro dormitorio. El tono repetitivo y a veces más alterado hacía imposible concentrarse en la lectura y no tenía visos de irse pronto.

A las 9:20 llamé a una ambulancia porque cada vez estaba más agitada y no quería salir a hablarcon ella y preguntarse si estaba bien por temor a que se volviese violenta (nunca se sabe). Me hicieron una serie de preguntas que casi me hacen perder la paciencia, tras explicar que llamaba porque había una mujer de edad indeterminda con signos evidentes de algún tipo de problema mental que parecía necesitar ayuda. ¿Las preguntas?: "¿Respira? ¿Está consciente? ¿Está armada?", entre otras.

A las 10 se movió un pr de puertas más abajo sin dejar su cantinela. Primero se sentó en el suelo y luego directamente se tumbó. Pasó un furgón de la Garda pero no debieron verla porque continuaron su camino. Detrás pasó un coche con un chico que se detuvo,bajó la ventanilla y le preguntó si se encontraba bien. Aparcó el coche y se quedó con ella y llamó a una ambulancia. Salí para decirle que hacia ya 45 minutos que habíamos llamado a una ambulancia y no venía nadie por lo que llamó a la policía también.

La ambulancia nunca se presentó. La Garda apareció a eso de las 10.30 después de que unos chicos que paseaban al perro y ivían cerca le trajeran una silla y estuviesen hablando con ella tratando de ver is había alguien a quien podían llamar, si se había tomado la medicación, si había algún médico a su argo a quien pudieran telefonear. Cuando llegó la Garda se quedaron con ella a la espera de la ambulancia, pero tras ver que no lelgaba, la subieron al furgon e, imagino, la llevaron ellos. Tiene 60 años y se llama Anne.

Y estas son las cosas que pasan en mi "tranquila" calle. Y como todo... no será lo último.


sábado, 23 de enero de 2021

Cosas sin importancia (ideas brillantes V)

Terminamos 2019 con todo lo importante cogido: el hotel y la ceremoniante.

En enero de 2020 tras firmar todos los contratos con Geraldine,nuestra ceremoniante humanista, me quedó todo más claro respecto a cómo funcionan las bodas legales seculares aquí.

Podíamos casarnos por lo civil n el registro, pero es una ceremonia fría y totalmente dedicada a firmar los papeles y adiós, prácticamente. Ni el Giri ni yo somos religiosos pero tampoco queríamos una ceremonia fría sin más. De ahí el decidirnos por una ceremonia humanista,basada en el respeto mutuo con un tinte feminista,en el que la mujer no es "entregada" a su pareja ni tampoco se convierte en una ceremonia aburrida (espero) y vacía de palabras. Geraldine es poetisa y escritora, razón por la que decidí escogerla entre todos los ceremoniantes disponibles.


Y llegó el Covid. Tuvimos suerte porque la ecatombe llegó dos días después de nuestro regreso de vacaciones en Riga (Letonia). Una semana de esparcimiento done la gente aún pensaba que estábamos a salvo de algo más que una gripe fuerte que estaba contenida.

Aún así en otros ámbitos (laboral sobre todo),no nos afectaron los cierres. Con los bares cerrados,mi hígado agradeció el descanso y al principio llevé mal el no salir a tomar unas cervezas los viernes o a comer cada semana. Luego nos fuimos ajustando, pero eso no tenía nada que ver con la boda, ya que esperábamos que llegado Mayo del 2021 todo estuviera ya controlado y volviésemos a la normalidad. Sonsa!!

Igualmente, el dinero ahorrado en salidas lo empleé para comprar cosas relacionadas con el evento,cosillas que normalmente se dejan para el final o en las que no se piensan demasiado. Lo que tenía claro es uqe no deseaba cosas superfluas. Tengo muy claro que no quiero una tarta,algo totalmente prescindible. Quizá me decida por cupcakes. La razón puede ser un tanto egoísta: soy diabética. Y si yo no puedo comer tarta, me parece un poco cruel ver a los demás comerla. Sobretodo cuando el menú de la comida tiene una selección de 5 postres minis para cada persona.

Lo primero fue el vestido. No quiero tampoco un vestido de boda. Ni soy gallina pa caldo,ni me gustan demasiado. Siempre me han encantado los vestidos años veinte,de los cuales tengo algunos,y una inmensa colección de sombreros. Así que me decanté por uno color melocotón pálido. Y unos zapatos plateados de Jimmy Choo, porque una boda sin zapatos de diseño es como panadero sin pan. 

Después llegó la diadema (porque soy muy reinona), los regalitos para los invitados, los props para el Photocall, el marco del photocall, el álbum de firmas,los bolígrafos (muy yo), las invitaciones... ¿me dejo algo en el tintero? Posiblemente.

Llevo tres damas de honor. Les he comprado y entregado sus vestidos, color burdeos, largos.

Y tal y como llegaba elinal del 2020 medaba cuenta de que nada de esto iba a suceder. Durante el confinamiento, las bodas se han visto reducidas a 25 invitados. Quitar a 10 personas de mi ya reducida lista era un no-no para mí.

En caso de confinamiento (nivel 5 como el que tenemos ahora mismo),las bodas se reducen a 6 invitados.

También habría que añadir que para viajar -Irlanda no ha comenzado a pedir PCR para poder entrar hasta el 16 de Enero del 2021), habría que hacer 14 días de cuarentena -con o sin PCR- o una PCR al quinto día y si sale negativa ya puedes dejar de hacerla.

Muchos de mis invitados ya comenzaron a avisar que posiblemente no vendrían y con cuánto tiempo de antelación debían avisar.

Decidimos aplazar la boda un año, con la esperanza de que -como se espera-  la vida vuelva a la normalidad en verano de este año (dentro de sta NUEVA normalidad). La mascarilla es lo que menos me preocupa, pienso llevarla durante mucho, mucho tiempo. Es algo que de hecho ya quería llevar con antelación en ciertas circunstancias.

Cambiamos la fecha al 28 de Mayo de 2022. El hotel tenía ese día libre, por fortuna. Tras confirmar con ellos, tocaba consultar con la ceremoniante. La hora que teniamos originalmente con ella (3pm) ya estaba cogida por otra boda en otra localidad, así que hemos tenido que cambiar a las 11 de la mañana. sin problema.

Había contratado también a una arpista y cantante. Es un isntrumento cuyo sonido me fascina. Tocará media hora antes del comienzo de la ceremonia y posteriormente durante la recepción antes de comer. Tampoco tuvo problema ajustando su horario a ese día.

Mandé hacer unas tarjetas con el cambio de horario y día. Y metí la pata hasta el gorro porue puse la hora a las 11.30 en lugar de las 11. 

Nada que un rotulador no pueda cambiar!